
· cuando él todavía ni siquiera recuerda bien de mi nombre
Todas y cada una miraban, les daba temor y las atraía. A una que había por el pub, le saque un pedazo de lengua por el agujero sin haberla hablado. La tía vino y la chupo. Me quitó la careta después y afirmó Buenísimo. Y se puso a morrear. El pub entero quedo desvariado.